Al este de Cienfuegos

LA VANGUARDIA Cultura|s, 24/11/2019

La Canuda era una de las librerías de viejo con más sabor de Barcelona. Allí pasé horas buscando tesoros. Hoy no existe, como tantos lugares mágicos del casco antiguo. Mantengo amistad con su propietario, Santiago Mallofré, tan apasionado por los libros como por las personas. Me cita en el restaurante Casa Agustí y su tez siempre bronceada destaca como el sol en un día de niebla. Me presenta a Roberto L. Zuñet, artista nacido en Cienfuegos, Cuba, al que conoció hace veinte años y decidió ofrecerle un sueño: cruzar el Atlántico y despertar de una pesadilla en la que el comunismo público convive con el capitalismo privado. Roberto me
cuenta que cuando llegó a Barcelona le pareció un globo pintado que al soplarse se extendía ante sus ojos. Es diseñador gráfico y pintor y me enseña en su móvil una galería de imágenes de sus obras, retratos en acuarelas y pinturas.

Me sorprende su capacidad por captar la realidad de forma tan sintética y advierto trazos gruesos sin apenas preparación que recuerda a Fortuny, Casas, Boldini, Sargent… Me cuenta que admira también a pintores contemporáneos y realistas –no es un oxímoron– que desconozco y los apunta en mi libreta: Nicolás Uribe, Mark Tennant, Zoey Frank, Mark Maggiori, entre otros.

Al despedirnos desde el taxi los veo de lejos: parecen personajes bíblicos, padre e hijo, en busca de un mundo por descubrir. Suerte que aún existen tipos como ellos que nos permiten confiar en esta abstracción inquietante que llamamos, parafraseandoaMalraux, la condición humana.

 

Artur Ramon

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