El humano deseo de poder volar

Lito Caramés

En casi todas las culturas hay ejemplos de seres humanos que hacen lo posible para volar, o reflejan admiración por los seres que pueden hacerlo. Laura Lio, una artista multidisciplinaria, presenta sus reflexiones sobre la capacidad de navegar por los cielos y sus veneraciones para las aves en la veterana galería Artur Ramon Art. Alas sobre pentagramas, alas hechas con manos blancas que son exvotos. ¿Cómo se puede llegar a tales conclusiones? Alas como ofrendas, ¿a qué dioses? ¿Qué música ilustra el vuelo?

As ás de Icaro. Quetzalcóalt, e outros deuses con ás
O melro, eu conheci-o,
Era negro, vibrante, luzidio,
Madrugador, jovial,
Logo de manhâ cedo
Começava a saltar, d’entre o arvoredo,
Verdadeiras risadas de cristal.

(Abilio Manuel Guerra Junqueiro, O melro, 1885).

 


L. Lio. Hoja grande calada, 2019

 

La galería Artur Ramon Art expone ahora las creaciones de la artista Laura Lio, instalaciones con el título Cuando era un pájaro, un juego multidisciplinario en el que la artista se refiere a las afirmaciones milenarias de humanos que desean volar como pájaros. Se comienza la valoración de la propuesta de Lio con los versos del poema emocional de Guerra Junqueiro, un bardo no muy conocido, pero de una calidad y sensibilidad muy especiales: O Melro, poema enmarcado dentro de las cronologías del naturalismo, así como muchos de los romances de Eça de Queiroz y Pardo Bazán, son de hecho historias en versos. A lo largo de la narración del poema, se alude a la gran capacidad del mirlo para volar con agilidad y fuerza en su lucha heroica contra el párraco de la aldea.

La limitación de los humanos para poder revolotear el aire en círculos etéreos se ha sentido desde la antigüedad como una limitación contra la cual luchar. Una de las diferencias entre los dioses y los humanos es que los primeros vuelan, moviéndose de un lugar a otro por el aire. Un ejemplo, explícito en el nombre y en sus capacidades, es el del dios mesoamericano Quetzatcóalt, que ha ido traspasándose de cultura en cultura (olmeca, maya, azteca, etc.) como uno de los principales dioses. Quetzalcóalt, además, es la suma de dos animales bien diferentes: la serpiente (cóalt) y el ave fantástica de los bosques de América Central, el quetzal. Y por eso se le aplica el nombre de serpiente emplumada, con capacidad para volar. En otras latitudes también la iconografía presentaba a los humanos diosas y dioses con alas; voladores. Isis, la hermana y esposa de Osiris, a quien acaba recomponiendo después de haber sido despedazado por Horus Seth. Las alas de Isis probablemente vienen de los viajes que tuvo que hacer recorriendo arriba y abajo el Nilo, para encontrar todos los trozos de su marido.

 


L. Lio. Semillas, 2019

 

Frente a la facilidad de los dioses para moverse casi inmediatamente, corresponde la envidia de los humanos. ¿Qué personaje simboliza mejor este espíritu de superar la adversidad de ser animales terrenales? Ícaro ¡Y qué representación fantástica de este mito griego le da Pieter Brueghel en su pintura La caída de Ícaro! ¿Dónde está Ícaro? En la pintura de Brueghel, ¿qué importancia tiene el agricultor en sus campos cerca del mar? ¿O el pastor o el pueblo? ¿O los barcos (como la galera que vio el conde Arnaldos)? Las alas del ingenioso Ícaro, pegadas con cera, no resisten la proximidad al sol. ¿Qué lleva a Brueghel a presentar a Ícaro como un personaje sin importancia, dentro de la extensa pintura? ¿El costumbrismo de la pintura norteeuropea prima el paisaje y el paisanaje por encima del héroe? ¿Desprecia al protagonista del mito pagano? ¿O es una mirada más humanista (la imagen es del siglo XVI) a que se refiere en esta iconografía? En este último caso, Brueghel trata el fracaso del ser humano mostrando las piernas del protagonista arriba-abajo en las frías aguas del mar. La diosa egipcia Maat, la diosa de la justicia, también posee alas (y también una pluma de avestruz en la cabeza) para viajar de un tribunal a otro; incluso el tribunal que juzga a los que acababan de morir. El mismo atributo, aunque en los tobillos, tenía Hermes, el dios mensajero entre los griegos. Imposible olvidar la escultura de Praxíteles Hermes y Dionisos, a pesar de que las alas desapareciesen de los pies como resultado de los avatares por los que pasó la estatua.

 

Cuando yo era pájaro. Pombas, anxos, querubíns

Then this ebony bird beguiling my sad fancy into smiling,
By the grave and stern decorum of the countenance it wore,
`Though thy crest be shorn and shaven, thou,’ I said, `art sure no craven.
Ghastly grim and ancient raven wandering from the nightly shore –
Tell me what thy lordly name is on the Night’s Plutonian shore!’
Quoth the raven, `Nevermore.’

(Edgar Allan Poe, The Craven, 1845).

 


Ala-exvotos-Laura-Lio

 

En estos meses de mediados del año 2019, con la exposición Cuando era un pájaro, la galería de arte Artur Ramon Art apuesta por la artista Laura Lio. Lio ya ha expuesto en grandes espacios públicos y privados. Destacan el Museo Reina Sofía, de Madrid y el Moma, de Nueva York. Algunas de sus esculturas públicas están en ciudades de Alemania (Darmstadt) e Italia. La exposición ahora en Barcelona es un homenaje a las aves, con guiños a las mitologías, creencias y rituales.

En esta presentación de sus obras en Barcelona, ​​Lio se transforma en un ave curativa y el viaje a través de sus propuestas ha sido un toque de arquitectura de aves. Lio puede construir nidos como si siempre estuviese en primavera, buscando el mejor refugio para sus criaturas; admira la estructura de un ala como si fuese el mejor diseño posible hecho con las últimas tecnologías. Y no le falta la razón: el diseño de los aviones proviene del estudio de las alas de tantas aves que vuelan sobre nosotros todos los días.

Entre los dibujos, pinturas y esculturas de Lio, la galería Artur Ramon Art bien ilustra la creación de la artista de Buenos Aires, acompañándola por la Anunciación del pintor italiano Orazio Borgianni, realizada alrededor de 1600. La ocurrencia es pertinente. En el Anunciación de Borgianni, el ángel que ocupa la parte izquierda de la pintura lleva unas alas anchas y largas. Los ángeles vienen de lejos. Ya en el comienzo de los tiempos, según la Biblia, un ángel es el encargado de echar a Adán y Eva del Paraíso; también un ángel es el emisario de la divinidad que detiene el brazo de Abraham para que no clave su cuchillo en su hijo Isaac. Los ángeles, en todas sus categorías celestiales, vuelan y son emisarios. Los serafines tienen tres pares de alas, cubiertas de ojos, mientras que los querubines tienen solo dos pares. Junto a este ángel enviado para decirle a María que va a ser madre, entre los dos personajes, una paloma estalla en el cielo, en pleno vuelo, una de las representaciones del dios. ¿Quizás los pájaros son los seres terrenales más cercanos a la divinidad? ¿Es esta una de las razones de los celos de los seres humanos hacia estos seres que remontan los vuelosa hasta superar altitudes sorprendentes? (Si vuelan alto, están más cerca de los dioses, como pretendía Ícaro). Esta pintura de Borgianni presenta la paloma blanca con toda fidelidad y lujo de detalles. Esta magnífica pintura fue restaurada recientemente y el especialista en Caravaggio y sus seguidores – caravaggistas, – Gianni Papi – un especialista en pintores como José de Ribera, Lo Spagnoletto – es la persona que certifica que la autoría de esta pintura es de Orazio Borgianni.

Realmente, el paralelismo entre esta pintura barroca, escorada por los caminos recorridos por Caravaggio, y las creaciones de Lio es acertado. Se complementan y se refuerzan mútuamente.ç

 

Cuando yo era pájaro. Ás, exvotos e niños


Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres…
ésas… ¡no volverán!

(Gustavo Adolfo Bécquer. Rima LIII, 1870).

 


Cuando yo era pájaro

 

La admiración por las aves no deja de crecer entre los humanos, así como los estudios y el conocimiento de sus características y hábitos de vida. Jóvenes aves que pueden volar distancias de miles de millas en sus migraciones anuales. Es por eso que no sorprenden las alas delta, los parapentes y otras aficiones que permiten la ilusión transitoria de volar. En la película Mar adentro, de Almenabar (biografía de Ramón Sampedro), hay un momento en que Javier Bardem le dice a Belén Rueda que puede volar. Y abre las ventanas, corre y vuela en dirección al mar (este vídeo recoge esta escena), y con la voz y la música del aria, All’alba vinceró, de la ópera Turandot, de Puccini, cantada por Pavarotti. El vuelo como huida, como forma de escapar de la rutina diaria. En este sentido, también se puede citar el libro – de gran éxito en su momento – Juan Salvador Gaviota. (original en inglés Jonathan Livingston Seagull), una novela del escritor norteamericano Richard Bach, publicada por primera vez en 1970. El éxito de esta breve novela radica en la eficacia y emoción con que se refiere a la persistencia de la gaviota, su inconformismo por hacer lo que sus congéneres no hacen: volar haciendo las acrobacias más peligrosas.

¿Y qué pasa con la música? ¿Cuántos compositores se inspiraron en el canto de los pájaros para algunas de sus obras musicales? Vivaldi dedicó todo un concierto al humilde gilguero, mientras que Haendel lo hizo con el cuco y el ruiseñor; también Schubert y Stravinsky fueron cautivados por este último pájaro cantor. Lo mismo les sucedió a Beethoven, Strauss o Sibelius, este último en la composición El lenguaje de las aves. El músico finlandés Rautavaara compuso su Cantus Arcticus (Concierto para pájaros y orquesta) con grabaciones de aves del norte de su país. El músico Messiaen, que también fue un buen ornitólogo, fue quien puso en pentagramas musicales piezas con nombres tan evidentes como Le merle noir, Réveil des oiseaux y Catalogue d’oiseaux, para piano. Sin olvidar, por supuesto, la popularidad que Pau Casals dio a la canción popular catalana El Cant dels Ocells interpretándola en todo el mundo.

 


Borgianni. Anunciación, c. 1600

 

En sus elaboraciones sobre la simpatía por las aves, Laura Lio llega a la fusión de elementos en principio anacrónicos. En la pieza Ala con exvotos la artista realiza una hermosa ala blanca con la repetición de manos humanas de escayola. Estas manos blancas están reemplazando las plumas que en realidad conforman las extremidades anteriores de las aves. Son manos como las que se pueden encontrar en muchas iglesias y capillas, hechas especialmente de cera, ofrecidas por personas que sufren (o han sufrido) algún daño en sus manos. ¿Qué propone Lio con este ejercicio? ¿Está rindiendo homenaje a las manos humanas, como la parte del cuerpo humano que, con sus movimientos, está más cerca de volar? En muchas danzas, de muchas latitudes, las manos de los bailarines giran y giran en busca del vuelo de las mariposas y las aves. Tal cosa sucede en muchos bailes orientales, y en el flamenco, por ejemplo. ¿Es la admiración por esas ejecuciones mágicas lo que subyace en la composición de Lio?

Esa ala creada a partir de la yuxtaposición de manos blancas (Ala con exvotos), recuerda a aquella otra que define el escudo del municipio de Alella (Maresme). Uno de los posibles orígenes del topónimo de Alella es que significa ala pequeña.

Laura Lio también es cestera. Su interés por la arquitectura de las aves le lleva a hacer nidos de aves, que en muchos casos acaba colgando a los árboles en los parques públicos de muchas ciudades. La exposición Cuando era un pájaro, de la artista Laura Lio, es una oportunidad de aproximarse a las creaciones humanas desde la evaluación de la vida de los animales. Los seres humanos tenemos la existencia, la permanencia en este planeta azul, totalmente vinculada a la vida del resto de los animales. No entender esto es caminar hacia la autodestrucción.

 

Texto original en gallego:

http://palavracomum.com/os-desexos-humanos-por-poder-voar/