Los galeristas reclaman el 2% cultural a la Generalitat

Muestra de arte emergente en la última edición de Swab celebrada en el pabellón italiano de la Fira en Montjuïc (Llibert Teixidó)

Representantes del sector y directores de museo catalanes exigen unos presupuestos dignos

JOSEP PLAYÀ MASET, BARCELONA

26/11/2019

Hasta que la Generalitat no destine un 2% del presupuesto a Cultura no habrá nada que hacer, más allá del apaga y vámonos, porque estamos en los estándares de países en vías desarrollo”. Son palabras de Joan Anton Maragall, decano de los galeristas catalanes. “Quiero un país más culto, que Catalunya recupere la bandera de la cultura y que la ponga en el centro de su actuación”, añadió Jordi Mayoral, joven galerista que sigue la tradición familiar.

Son dos de las llamativas opiniones que surgieron ayer de la jornada organizada en Arts Santa Mònica por el Gremi de Galeries d’Art de Catalunya en colaboración con el think tank Talking Galleries. La conclusión es que el mercado del arte catalán vive uno de sus momentos más complicados pese a la potencialidad de sus creadores, al voluntarismo de las galerías y la actitud resistencial de los museos. El descenso del consumo cultural, la práctica desaparición de la clase media del coleccionismo, la pérdida de valor de la pintura como inversión (se citaron nombres como Gimeno, Meifrén o Cusachs, que se han devaluado, y el papel a la baja de las subastas) y la imposibilidad de los museos para comprar obra de arte aboca a una situación catastrófica al decir de algunos expertos. Joan Anton Maragall lo sintetizó señalando que la actividad del mercado del arte en Catalunya se ha reducido en un 50% desde la crisis del 2008. “Ningún sector aguanta eso y por el camino nos hemos dejado muchos artistas”, añadió.

El debate organizado por el Gremi de Galeries d’Art propone una respuesta unitaria del sector

Ll. Homs, Joan A. Maragall, J. Mayoral, Benito Padilla y Artur Ramon (.)

Un mercado irrelevante

Benito Padilla, fundador de Imaginart Gallery en el 2007, considera que “el mercado catalán, pero también el español, es irrelevante” y sin eludir la autocrítica señaló la responsabilidad de la Administración por no poner en valor a los artistas. El cuarto participante en la mesa redonda, el galerista Artur Ramon, se refirió a la ley del Mecenazgo que está encallada y a la del Patrimonio que ha quedado desfasada, y expresó su deseo de que al menos pueda continuar el ministro de Cultura José Guirao, “que es muy sensible”. Abrió la sesión como moderador el galerista Llucià Homs, recordando que el mercado español de arte, según el informe de Clare McAndrew del 2016 era de 385 millones de euros, apenas el 1% del mercado mundial.

La situación de los museos

Pepe Serra, director del MNAC, invitado en una fila cero, no eludió el debate: “Vivimos en un país patrimonial y creativo donde el hecho cultural es marginal”. Y explicó que “no hay recursos para comprar obras, ni difundir a artistas jóvenes, lo que impide tener un relato y crear una colección”. Puso el ejemplo de la artista Aurèlia Muñoz que ha tenido que ser reconocida por el MoMA para que se sepa que en el MNAC hay hasta nueve obras suyas “que nadie acude a ver”. Serra pidió una estrategia a veinte años vista y fue muy crítico con el momento presente. “Baja el consumo cultural pero, ¿cuándo sale la cultura en TV3?”. También Maragall se refirió a la responsabilidad de los medios de comunicación públicos “que no han sabido hacer programas sobre arte”. Y fue rotundo al afirmar que “la sensación sobre el sistema de museos de Catalunya es de campi qui pugui , justificado por qué no tienen ni un duro ni tiempo para pensar en proyectos”. Ferran Barenblit, director del Macba, afirmó que “no podemos dejar de insistir en el presupuesto”, aunque recordó en su caso el apoyo del sector privado “incluso durante la crisis”. También se deslizaron críticas hacia los museos, a los que se pidió que sean “más sensibles a lo que pasa aquí”. El galerista Carlos Duran intervino para “exigir mayor presencia de artistas del ecosistema”.

El ‘apreteu’ de Cultura

Miquel Curanta, director del Institut Català d’Empreses Culturals (ICEC), reconoció la falta de presupuesto y pidió “unidad” al sector para “reclamar” mayor atención y recursos. “Salid fuera y no digo que hagáis como los taxistas que cortan las calles”. Una frase que sonó al ya controvertido “apreteu, apreteu” del president Torra. Àngels Ponsa, directora general de Creació, Acció Territorial i Biblioteques, también afirmó que “estamos en un momento de reivindicación” y añadió que desde el 2016 Cultura ha destinado 600.000 euros a la compra de obras de arte.

No al ARCO catalán

Hubo un acuerdo tácito sobre la inviabilidad de un ARCO catalán. Se recordó que Barcelona ya organiza ferias como Swab, Loop o Gallery Weekend. “En Barcelona no hay suficiente musculatura ni tiene una marca fuerte para organizar una feria de este tipo. ARCO está en Madrid y no pasa nada”, dijo Artur Ramon. Y Padilla propuso que Barcelona ejerza como capital del Mediterráneo con una Bienal para galerías de este área geográfica “que reflejen los cambios de estos últimos años como las revoluciones árabes o las guerras de Siria o Líbano”.

 

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