Nuevos lenguajes, texturas y materiales: así salta al vacío la cerámica contemporánea

LA VANGUARDIA | 08.11.2020

Felip Vivanco

La artesanía de pieza única destila belleza, reclama espacio y respeto en una muestra en la que dialogan 18 creadores de cuatro generaciones

Sesenta obras hacen añicos todo lo que usted quería saber sobre una nueva era cerámica y no se podía ni imaginar.

El vacío siempre espera al artista. Callado e invisible. Paciente. El vacío que aspira a ser dibujado, recortado, hecho pedazos. El vacío que tiene tantas identidades como las manos que lo moldean. Está la materia, el lienzo, el color, la inspiración, la rabia y la armonía, el barro y el papel. Y el vacío, que nunca se ausenta, que es juez y parte. Testigo y culpable.

Manifiesto de futuro: En tiempos de crisis dobles, la cerámica artística, más invisibilizada que otras disciplinas, lanza un manifiesto que se proyecta en el futuro y que dará que hablar

Una ambiciosa exposición en la galería Artur Ramon de Barcelona demuestra que se pueden hacer malabares encima del trapecio, que el vacío es algo precioso incluso cuando se delimita y que la idea de cerámica contemporánea, artística, artesana, de piezas únicas, no es exactamente lo que se suele tener en la cabeza. En L’art del buit (el arte del vacío), 18 creadores de cuatro generaciones distintas exponen 60 piezas que trepan por las paredes, florecen como flores árticas, se convierten en jardines, en pozos sin fondo, en objetos que no atienden a leyes ni a estilos ni a convenciones.

‘Larkspur’, pieza de porcelana de la ceramista escocesa Corrie Bain

En tiempos de crisis dobles, la cerámica artística, más invisibilizada que otras disciplinas plásticas, lanza un manifiesto que se proyecta en el futuro y que tiene anclajes que darán que hablar: la grandiosidad de la colección que atesora el Museu del Disseny de Barcelona o la exposición que prepara el MNAC para 2021 que explora la figura de Llorens Artigas y su vínculos con Japón, país donde la cerámica es un arte casi sagrado. Estos brotes verdes de la cerámica, menos divulgada y visibilizada que la pintura, escultura o el diseño, aparecen en un momento en el que el regreso a la tierra, a las tradiciones, a la artesanía, al háztelo-tú-mismo están en auge.

Mia Llauder: Arandela i goma nº3, 2020, porcelana y goma elástica

Mia Llauder: ‘Arandela i goma nº3’, 2020, porcelana y goma elástica

Mònica Ramon, que junto a su hermano Artur forman la cuarta generación de la galería barcelonesa, empezó a preparar la muestra hace dos años. La ha comisariado con la artista Caterina Roma y en la exposición han arrimado el hombro asociaciones de artistas y varios museos. “El de la Bisbal o el de Argentona están apostando por la cerámica contemporánea”, cuenta Ramon mientras recorre las piezas de las cuatro generaciones de ceramistas catalanes y extranjeros dispuestas en peanas altas y bajas formando una especie de oleaje.

 “Hemos reunido a creadores más veteranos como María Bofill, Madola, o Claudi Casanova con artistas más jóvenes como Penélope Vallejo, Ruth Cepedano o la escocesa Corrie Bain”. Cada pieza sirve para romper todos los esquemas preconcebidos que se pueden tener sobre la cerámica, artística o no. ¿Por qué? Por mil razones, el tratamiento de la forma, de los materiales, del uso que pueden tener, que en muchos casos es el puramente plástico, escultórico.

Obra de porcelana de Joan Serra de 2020 titulada ME-PP-B1A3-17

Obra de porcelana de Joan Serra de 2020 titulada ‘ME-PP-B1A3-17’

“Se pueden ver piezas creadas con una aproximación científica como la de Joan Serra o más orgánica como la de Claudi Casanovas, premiado en Japón por sus obras, que trabaja con piedra volcánica, o Dameon Lynn un inglés que deconstruye las piezas y las vuelve a ensamblar y parecen estar recubiertas de ropa. Las obras de Corrie Bain, por ejemplo, son tan minuciosas que tarda cuatro meses en finalizarlas”, apunta Mònica Ramón.

El debate Arte-artesanía, la frontera artificial

En pleno siglo XXI las fronteras y barreras que durante siglos se han levantado entre Arte en mayúscula por considerse ejercicio creativo superior) y artesanía (en mínúscula por manual y repetitiva) se tambalean pero aún siguen en pie. Isabel Fernández del Moral, del Museu del Disseny de Barcelona, recuerda que fue la Ilustración, en el siglo XVIII, la que estableció un “nuevo sistema de Arte, agrupando por un lado las Bellas Artes y, por otro, las artesanías y oficios».
Con todo, en las últimas décadas, el papel de figuras clave abanderando la cerámica como una arte superior, ha supuesto un cambio de mentalidad. “La exposición de Artur Ramon muestra como la artesanía, la cerámica se eleva a categoría de arte –explica la ceramista Madola. Eso sigue costando de hacer entender y eso que tenemos la obra en cerámica de Miró, Tàpies, Picasso y en los últimos años Barceló”.

Nança obra de gres de2016 de Madola dentro de la serie 30.000 anys d.C

‘Nança’, obra de gres de 2016 de Madola dentro de la serie 30.000 anys d.C

En la muestra, invitados estrella como Llorens Artigas o el mismísimo Antoni Tàpies, que hace compañía a las piezas de Maria Àngels Domingo, Madola, veterana ceramista, muy reconocida internacionalmente, cuya obra forma parte del fondo de varios museos y se puede ver en instalaciones al aire libre como en el patio acuático del Museu del Disseny, en Manchester o en Incheon, Corea del Sur. “Cuando me dijeron que mi pieza estaba al lado de la de Tàpies me hizo mucha ilusión porque es uno de mis referentes, me ha interesado mucho su trayectoria. Además, Llorens Artigas fue profesor mío”, recuerda la artista en conversación telefónica.

Conjunto de copas de porcelana de la artista Maria Bofill

Conjunto de copas de porcelana de la artista Maria Bofill

Hay muchas técnicas presentes, piezas en piedra volcánica, en papel, en porcelana; hay piezas escultóricas. La imagen que ha quedado en los últimos años de la cerámica es la utilitaria, la industrial o semi industrial y por eso hay un cierto menosprecio, pero es una de las artes más antiguas que existen”, reivindica Caterina Roma, la artista-comisaria, que también aporta piezas a la muestra.

Isabel Fernández del Moral es la conservadora del Museu de Disseny de Barcelona y ha asesorado en la selección de artistas de L’Art del Buit. En realidad el museo tiene una riquísima colección, la que proviene del antiguo Museu de Ceràmica antes en Pedralbes, con fondos que van del siglo XII al XIX y la que está cultivando en los últimos años con artistas contemporáneos “viendo qué artistas nos faltan además de los referentes históricos”.

Return to forever, el bosc subjacent, obra de 2013 en gres y papel de Ruth Cepedano

‘Return to forever, el bosc subjacent’, obra de 2013 en gres y papel de Ruth Cepedano

“La muestra de Artur Ramon no tendría que estar creando esta expectación, debería ser normal –constata-, pero lo cierto en que, aunque estemos a la cola respecto a muchos países de Europa en la divulgación de la cerámica artística, hay que ser optimista, todo lo que antes jugaba en contra de esta disciplina artística ahora viene a favor: estamos en la era del slow-art, de la proximidad, los talleres de cerámica están a tope…”.

Carme Collell: Rosa cúbica en vermell, 2002, terracota

Carme Collell: ‘Rosa cúbica en vermell’, 2002, terracota

“…Los talleres de cerámica están a tope, se han puesto de moda”, confirma Jordi Marcet, presidente de la Associació de Ceramistes, que firma sus piezas junto a Rosa Vila-Abadal. Lo cierto es que tanto él como la mayoría de artistas que exponen viajan constantemente por el mundo mostrando sus piezas. “Aquí hay pocos coleccionistas y pocos galeristas, hay un problema cultural, nos cuesta hacer exposiciones, pero por otro lado, seguimos adelante, estamos bien organizados, somos 300 asociados. Los pintores o escultores no se asocian, nosotros sí”. A su juicio, el ceramista siempre está sometido al veredicto de si es artista o no: “Pero eso nunca sucede con el escultor que está esculpiendo la piedra”

‘Artèria il•lustrada’, obra de porcelana de 2016 de Jordi Marcet i Rosa Vila-Abadal

Marcet y Vila-Abadal presentan una pieza inolvidable en la muestra de Artur Ramon: “Una pieza de porcelana cocida, con pequeños tubos en su parte interior y una serigrafía en su exterior que reproduce pasajes de la literatura de Joanot Martorell en su caligrafía original. “Esto es un pieza sencilla”, asegura Marset que, junto a la mayoría de artistas de la muestra, expone regularmente en Europa y en países como Japón y Corea, muy atentos a todas las innovaciones en el sector. También Francia, Holanda o Suecia.

‘Vase’, obra en gres de 2019 de Dameon Lynn

No estamos ante la artesanía de repetición, sino ante una mirada artística”, defiende Caterina Roma, que también expone en Francia y que valora que ahora el artista-ceramista lo tiene más fácil para crear y exhibir que las generaciones anteriores: “Les tenemos que estar agradecidos, porque ellos lo tuvieron mucha más difícil”.

Conjunto, obra de la ceramista Isabel Barbaformosa

Conjunto, obra de la ceramista Isabel Barbaformosa

Entre la tradición y la experimentación: los artistas ceramistas no sólo se aprovechan del vacío sino que se zambullen en él confiados de haber hallado nuevas vías de expresión y sentimiento, y de haber conquistado texturas y espacios poco habituales. Mia Llauder trepa a la pared para mostrar sus piezas esculturales. Nuri Negre o Penélope Vallejo prestan atención a colores como el negro. Roger Coll juega con la ligereza y casi transparencia de sus obras. Carme Collell constata la influencia en su obra del artista Torres-García.

Y para el final queda el humor. Además de impactantes, hay obras como las de Isabel BarbaformosaRuth Cepedano o la consagrada María Bofill, cuya belleza inocula curiosidad (¿cómo lo habrá hecho? ¿En qué horno lo habrá cocido? ¿Será de leña?) y arranca una sonrisa. Son las travesuras del vacío que se viste o se desnuda con su química hipnótica, imperfecta e impactante.