LONDON ART WEEK -Día V

Empieza la ascensión

Amanezco a las seis en Bow Street. De hecho, mucho antes por el ruido que viene de la calle que es la antesala del chorro de luz que anuncia un nuevo día. Nunca duermo bien cuando estoy de gira pero ya tendré tiempo para descansar. Decido ir andando a la galería porqué no me gusta ir bajo tierra, soy por naturaleza un flâneur. El Londres cosmopolita de hoy pocas oportunidades te da para sorprenderte pero siempre aparece alguna. En Muji me compro una libreta con las tapas de color crema y un eficaz bolígrafo japonés y en una librería de Charing Cross encuentro un libro de ensayos de Herbert Read de 1935 con un bonito título: A Heat of many colours. Lo compro por el formato pequeño y el título tan bello. En Soho, observo los escaparates de los restaurantes japoneses con la comida liofilizada que parece la última creación de lo más in del contemporáneo, en Arco triunfaría. Cruzo Picadilly y su fuente con el ridículo Eros apuntando a Green Park y veo que allí en la esquina donde había la famosa Tower records y luego Virgin – tantos CDs compré en tiempos de estudiante – ahora hay un megastore de ropa barata con el nombre de Sting. Todo establecimiento interesante de una gran ciudad acaba trasmutando en marca de ropa y el paisaje urbano acaba siendo siempre el mismo estés en Londres o Barcelona.

La galería a las diez está en pleno rendimiento con un equipo profesional, eficaz. Todos delante de la pantalla. Me fijo en los cuadros. Mattia Preti, Angelo Caroselli, Giovanni Battista Caracciolo, obras que podrían colgar en cualquier pinacoteca del mundo. En la biblioteca (gracias Tim) los dibujos y los libros me esperan. Hoy vendrán los primeros visitantes porqué abren las subastas y aprovechan para ver las cosas al mismo tiempo. Observo que los conservadores de los museos miran los dibujos como mariposas, establecen una relación casi científica con ellos, de catálogo de historia natural. En cambio, los amateurs se mueven por otros parámetros y la imagen es más importante que la historia que hay detrás. Es un mundo fascinante y a la vez muy difícil porqué cada artista tiene más de un registro según la técnica que utilice. A veces, las atribuciones son endiabladas y fluctuantes. Es una disciplina para los anticuarios que les guste más el arte que el dinero porqué hay un mal equilibrio entre los esfuerzos científicos e intelectuales con los resultados económicos. Pero ver que un dibujo que no tenía atribución y estaba mal conservado después de pasar por tus manos acaba atribuido y propiamente presentado en una gran colección o un museo es una satisfacción que no tiene precio. ¿Qué es el precio?. El punto de encuentro entre lo que uno está dispuesto a pagar y otro a vender. Sin precio el arte no tendría valor y sin valor no se hubiese conservado. Lo digo para los que creen que el arte no debe ser alienado por el dinero, puristas que no saben o no quieren saber que desde tiempos inmemoriales el arte ha tenido un precio y lo seguirá tendiendo mientras exista el arte o la humanidad o las dos cosas a la vez.

Estos días en el campo base han sido de aclimatamiento, ahora hay que subir la montaña. I am ready.

Continuará…